sábado, 25 de junio de 2011

Mirando(me)


Fotografía de una fotografía de Eugenio Recuenco


Cuando las circunstancias me obligan a entrar en el laberinto ontológico cuya salida es encontrar al que siempre está conmigo, cuando pienso en que si estoy preguntandome por mi existencia es porque existo -y como pienso, luego existo-, me doy cuenta de que es fácil decir "yo existo", si, sólo se puede existir o no existir. Pero en cambio ser se dice en varios sentidos y decir "yo soy" afirma todo y no afirma nada a la vez.

Soy quien soy, no preciso identificación
se bien de donde vengo y donde voy
porque soy lo que soy,
y no quien quieras vos.

Al preguntarme "¿quién es usted?", un par me recuerda que estoy metido en ese laberinto. Pensándolo bien, las convenciones nos acostumbran a creer que se trata de una pregunta fácil, muy fácil. Yo soy Juan Andrés Moreno Agudelo. ¡Claro! El nombre es una forma demasiado abreviada de resolver la cuestión.

Qué me importa qué diga ese papel
no tengo nada que ver con él
y no voy a mentir aunque me lo demande
yo no soy el hijo de Hernández.

Conocer es dominar. Cómo quisiera conocer(me), dominar(me). Salir de este laberinto...

Sé de donde vengo, se donde voy
por eso se donde estoy,
y no me avergüenza lo que soy.
Se cual es mi lugar, y a donde pertenezco
lo que no me corresponde y lo que merezco.

...Pero siempre terminamos atrapados. La humanidad y los filósofos se esfuerzan por salir. Pero cada vez que abrimos la boca engrandecemos el cuerpo inorgánico que nos rodea, que hemos creado. ¿Quién soy en el mundo que he creado?

Soy sangre de mi sangre, y soy mis costumbres,
Soy mis hábitos y códigos y mis incertidumbres
Soy mis decisiones y mis elecciones
Soy mis acciones, solo y en la muchedumbre

Soy mis creencias y mis carencias,
soy mi materia y mi esencia
Soy mi presencia y mi ausencia,
mi conciencia y mi apariencia
Soy mi procedencia

Soy mi herencia y mi experiencia
Soy mi pasado y mi vigencia
y esa vivencia es la referencia
que con otros me une y me diferencia

...Los humanos somos casualidades llenas de causalidades que nos hacen y nos determinan, que convergen espontáneamente en nosotros. Y entonces la pregunta se desdobla, y la cuestión se hace cuestiones ¿Quién soy?: ¿cómo soy?, ¿qué soy?, ¿cuándo soy?, ¿dónde soy?, ¿de quién soy?, ¿cuántos soy?...

Por eso no me pida que mi camino desande,
seguiré gritando aunque me desbande
y que mi voz rebote contra los Andes
Que yo no soy el hijo de Hernández.

Soy quien soy, no preciso identificación
se bien de donde vengo y donde voy
porque soy lo que soy,
y no quien quieras vos.

Al menos sé lo que no soy...

No, no soy el hijo de Hernández.

Canción del Cuarteto de Nos

1 comentario:

  1. La respuesta más facil es la vía negativa o la nominación: vías de escape que surgieron en la modernidad ante la duda impuesta por el romanticismo.
    Creo que la crisis de identidad es la que nos llevo en el posmodernismo a ponerla en entredicho y ser seres (sicc) más maleables.

    Ahora bien ¿Es esto acaso dicho por mi voz, o soy sólo un eco de la academia?

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